Desde 1994, al fundar su propia compañía de producción artística, como líderes del movimiento contemporáneo de Tailandia, Navin Rawanchaikul ha trabajado en construir un puente que conecte al arte con la vida, a través de una amplia variedad de proyectos. Sus trabajos, como él mismo escribe: “están fuertemente arraigados en el trabajo en espíritu y la colaboración”, incluyendo performances, películas, proyectos de obras de arte públicas, cómics, mercancía y un “partido político”, cuya plataforma busca conectar a todas las personas con el nombre de Navin en todo el mundo.

Todos esos irreverentes proyectos demuestran el descontento de Rawanchaikul con lo que él percibe como la estrechez del mundo del arte. Él intenta transformar el arte en un producto para ser consumido en masa, sin comprometer su integridad. Su objetivo democratizado ha logrado catalizar el experimento que disparó su carrera, la “Galería Navin en Bangkok” (abierta en 1995), una galería-taxi que sorprendía a sus desapercibidos ocupantes con una experiencia artística sobre ruedas, la cual se convirtió en un modelo para un sistema sumamente más generoso para distribuir y presentar obras de arte.